DESDE LA VISIÓN ARISTOTÉLICA, UN GIRO DECOLONIAL EN EL CONFLICTO ÉTICO-POLÍTICO DOMINICO-HAITIANO, por el autor: RAFAEL DAVID SÁNCHEZ GÓMEZ
FUNDACIÓN
DE DESARROLLO E IMPLEMENTACIÓN DE ESTUDIOS ESTRATEGICOS
(FUNDEIMES)
TITULO
DESDE
LA VISIÓN ARISTOTÉLICA, UN GIRO DECOLONIAL EN EL CONFLICTO ÉTICO-POLÍTICO
DOMINICO-HAITIANO.
AUTOR:
RAFAEL DAVID SÁNCHEZ GÓMEZ
CORONEL EJERCITO DE REPÚBLICA
DOMINICANA (DEM)
MÁSTER
EN GESTIÓN DE SEGURIDAD, CRISIS Y EMERGENCIAS
SANTO
DOMINGO, D. N.
AÑO 2016
NOTA
ACLARATORIA:
“LAS OPINIONES CONTENIDAS EN LA PRESENTE TESIS, SON DE LA EXCLUSIVA
RESPONSABILIDAD DE SU AUTOR Y LA INSTITUCIÓN NO SE SOLIDARIZA NECESARIAMENTE
CON LOS CONCEPTOS EMITIDOS”.
DESDE
LA VISIÓN ARISTOTÉLICA, UN GIRO DECOLONIAL EN EL CONFLICTO ÉTICO-POLÍTICO
DOMINICO-HAITIANO. -
«Todos los
seres humanos aspiran por naturaleza al conocimiento». Así inicia el filósofo
Aristóteles en su obra “Metafísica”,
El pensamiento filosófico de Aristóteles es abarcativo a
cualquier área del saber humano, procurando explicar a partir de la razón y la lógica,
la naturaleza o la propia interacción humana con su entorno o con la propia
sociedad. Es por ello, que en sus cavilaciones y preocupaciones más intensas
estuvo siempre presente el dilucidar a través de la reflexión profunda cuales serían
los comportamientos y conductas más adecuados para la realización final, en la
consecución de vida social. Para el filósofo el fin es eudaimonia, siendo
individual mas no aislado, más bien social, según lo explica en la Ética a
Nicómaco, procurando explicar desde diversos planos fenoménico y analítico, las
bases teóricas que permitirían desde la multiplicidad que hoy en día seria
multidisciplinariamente, la consecución de nuestros fines en sociedad, donde no
queda otro espacio que no sea la convivencia. Procurando ponderar el aretē
como marco referencial, o sea, las virtudes morales, aspirando
a la excelencia, valores, la sensatez, lo justo. Siempre desde punto de vista
razonable y practico, con una perspectiva desde lo individual a lo colectivo
(el hombre es un animal social); por eso no separa Ética de Política, con
sentido planificado no propio de la suerte, sino analizado y crítico para
alcanzar la “Felicidad”, algo homologado a la principal aspiración de la
“convivencia”, como también el “bien común”, dentro de las principales metas
aristotélicas.
La teoría
aristotélica de las causas, explica según la escolástica, una sumatoria de
causas, tales como la causa material o materialis; la forma o modelo (causa
formalis), la iniciativa o razón noble para involucrarse en esta, así como la calidad
material (causa efficiens: 'causa eficiente'); la causa del «para qué» o el
objetivo (causa finales: 'causa final'), ... A partir de ella podemos entender
la explicación de un todo que se explica de forma razonable sin dejar espacio a
las hipótesis teológicas o míticas.
LA
EUDAMONIA EN CRISIS: CASO DOMINICO-HAITIANO.
La relación dominico-haitiana históricamente ha girado en
torno al conflicto, naturalmente justificado en los hechos históricos que
implicaron invasiones (1801-1805), ocupación haitiana (1822-1844),
conflagraciones (guerra de independencia 1844-1856), violencias fronterizas
(Masacre del Perejil, ordenada por el dictador Trujillo, 1937). En la
actualidad existe una constante inmigración irregular a territorio dominicano
motivada por razones laborales, inestabilidad política en el Estado haitiano,
extrema pobreza de su territorio, una política migratoria y controles
migratorios de itinerante ejecución que permiten la porosidad fronteriza.
La razón
principal por la cual emigran los haitianos hacia República Dominicana es la
búsqueda de un bienestar económico o mejor forma de vida, a través de la
contratación laboral, por lo que de las 570,000 personas que trabajan en el
sector agrícola, 18 % es de origen haitiano; de los 248,000 en la construcción,
el 29 % es haitiano. Lo mismo ocurre con el 5.4 % de la mano de obra en el
comercio, el 3.7 % de la industria hotelera y el 2.6 % de la manufactura, según
la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI, 2012), de la Oficina Nacional de
Estadísticas, (ONE). Durante los años comprendidos entre el 2000 y el 2014, la
mano de obra haitiana aumentó en más del 440 %, superando a la dominicana, que
aumentó solo un 35 %, según datos del Observatorio del Mercado Laboral
Dominicano (OMLAD), del Ministerio de Trabajo de República Dominicana. Las
remesas procedentes de fuentes laborales haitianas se constituyen en una vía
que genera y representa desarrollo económico para el ingreso del Estado
haitiano.
La crisis
medioambiental del territorio haitiano, representa una situación de crisis
energética donde sus modos y medios productivos se aferran a recursos primarios
como los ausentes bosques, que gravita en la erosión del suelo, según la Convención
de las Naciones Unidas contra la Desertización (UNCCD), tema que incide
radicalmente en la problemática migratoria y en la explotación de los bosques
cercanos en territorio dominicano.
El flujo
constante de inmigrantes haitianos hacia República Dominicana ha constituido
una comunidad haitiana de más de 600,000 personas en el país (PNUD, 2010) y
para otros más de un (1) millón de inmigrantes haitianos, según el Informe
ATTALI (2010). Durante el año 2015 se realizó el Plan de Regularización de
Extranjeros, de los cuales solo 188,000 haitianos calificaron en dicho plan, por
lo que se deduce la gran cantidad de nacionales haitianos que habitan en suelo
dominicano de manera irregular o ilegal. Según un levantamiento realizado por
las autoridades del CESFRONT, la proporción de habitantes haitianos en la zona
fronteriza es: Monte Cristi, 445; Dajabón, 2,601; Elías Piña, 4,433;
Independencia, 3,034 y Pedernales, 2,129.
La
violencia, ya sea por acciones vandálicas que involucren a nacionales haitianos
o dominicanos en cualquiera de los tráficos ilegales transfronterizos, dígase carbón,
drogas, armas, tratas de personas, etc., o simple delincuencia común, se
disemina entre las todas las provincias fronterizas y en ocasiones tienen
repercusiones nacionales: se encienden como pólvora, se entremezclan con las
razones históricas e identitarias y generan conflictos violentos de profundas
diferencias culturales navegando en las palabras de los discursos
contestatarias de ambas naciones.
Algunos
actos de violencia ocurridos en la zona fronteriza, que implican muertes de
ambas naciones, situaciones que exacerban los ánimos y tocan fibras
identitarias, en una zona de convergencia y antagonismo culturales, que
mantienen latentes los niveles de conflictividad.
De modo,
que estamos frente un esquema fatídico y conflictivo, representado por una
sumatoria de causas: materialis; formalis, efficiens y finalmente causa
finalis....
SOBRE
POLITICAS PÚBLICAS: UNA CAUSA FORMALIS.
La convivencia en la zona fronteriza ante la ausencia de
una estrategia nacional de promoción de una cultura de paz que involucre
políticas públicas en ese sentido que mitigue la propensión a la violencia,
permite la ocurrencia de situaciones conflictuales o violentas de forma
ocasional. Las políticas públicas de corte cultural deben constituirse en
medios creadores de una cultura de paz que abarque desde la conflictividad
hasta la aplicación de una filosofía de interculturalidad en todo sus análisis.
La incidencia de la “violencia y la criminalidad” en la sociedad es un fenómeno
complejo, en cuyo origen puede encontrarse, en la vulnerabilidad social, y
dentro de esta, la pobreza y la exclusión social, las deficiencias educativas,
los bajos ingresos, la deficiencia de servicios de salud, altas tasas
demográficas, la carencia de viviendas adecuadas, los malos servicios públicos
básicos.
Una
intervención efectiva para reducir la vulnerabilidad social mediante la
reducción de la pobreza y la exclusión social es necesaria para que se produzca
una “cultura de solidaridad y de intolerancia social” a la violencia y la
criminalidad. Para que existan efectivas políticas públicas es necesario las
coordinaciones integrales, entre Gobierno Central, Legislativo y Municipal.
Las
políticas públicas, según Corinne Laurre, autora del ensayo Analyser les
politiques d”environnement, “las que se constituyen en una concatenación de
actividades, decisiones o medidas coherentes en su intención tomadas
principalmente por los actores del sistema político administrativo de un país
con la finalidad de resolver un problema colectivo”, por lo que nos abocamos a
las decisiones correspondientes dentro de la intención de los integrantes del
poder político administrativo de la nación dominicana y las de su par
fronterizo Haití, a fin de reducir los niveles de pobreza, subdesarrollo y
porosidad de los controles fronterizos, así como también cualquier otra
situación que incida en la inseguridad pública de la región en cuestión.
La
ejecución de manera masiva de políticas inclusivas de construcción de viviendas
e infraestructuras para la agricultura comunal en toda la margen fronteriza a
fin de detener el abandono de los pueblos fronterizos de parte de los
dominicanos, espacios que luego son ocupados por haitianos. Esta última
situación se agrava entre Pedernales y Elías Piña, con solo una presencia de
dominicanos de 10 %, el 60 % haitianos y un 30 % arrayanos (de ascendencia
mixta). Estas políticas deben ser acompañadas de medios de producción agrícolas
para proporcionar medios de subsistencias locales. Según la Oficina Nacional de
Estadísticas (2013), existe un total de 2,420 familias haitianas que viven
ilegalmente en la frontera, en territorio dominicano.
SOBRE LA CULTURA: UNA CAUSA MATERIALIS.
Desde
el punto de vista filosófico la cultura no se puede ponderar descriptivamente,
aunque debemos resaltar que en la revolución del pensamiento de Kant la cultura
consiste en invertir la relación usual entre el conocimiento y lo conocido. Además,
Kant considera las actuaciones éticas y lo juicios estéticos como parte de
ésta. Para algunos hablar de cultura de un pueblo, no es más que hablar de
“todo su que hacer” y para esto es constituido por todo lo material capaz de
ser realizado por un pueblo. Así que sus valores y actitudes quedan
circunscritos dentro de este concepto. Es decir, que forman parte de la cultura
de un pueblo su lengua, su música, su religión, sus costumbres, sus hábitos,
etc.
La
cultura es esencial para entender todo proceso conflictual entre naciones,
porque en sus razones se encuentran las frustraciones y ambiciones que
desembocan en conflictos y posibles conflagraciones armadas. La cultura de los
pueblos, es dinámica y en ella interactúan los individuos con sus experiencias,
entremezclándose desde la identidad nacional hasta sus aportes individuales a
la conformación transformadora y dinámica de la misma. Es decir, que cada
individuo realiza aportes a la cultura, basándose en su experiencia e inclusive
su educación. Estos aportes van desde la cultura social hasta la cultura
material[1].
Conocer
hoy en día el concepto de cultura es
esencial para conocer las razones que conllevan al conflicto, pero además las
acciones de los “actores, organizaciones e instituciones” que procuran control
e influencias de las esencias o sentidos, o los valores esenciales de la misma
cultura. Por tanto, las estrategias y finalidades de dichos actores toman como
objetivo y como blanco estos sentidos propugnando por cambios culturales en pro
de sus propios intereses[2]. La
cultura se desarrolla y se comparte en una comunidad o grupo social, es decir,
que esa misma cultura particular de una comunidad, interactúa con la cultura
universal. La cultura según sus niveles de interacción puede ser cultura
nacional, regional, cultura religiosa, etc. Desde la perspectiva antropológica,
la cultura es un proceso universal, pero con realidades regionales y locales
especificas, (J. García y F. Figueroa, 2007), por tanto, cada grupo humano
tiene una cultura única, pues posee un mismo territorio, una misma lengua que
permite su desarrollo. Para el sociólogo Levi-Strauss la cultura es “todo
conjunto etnográfico que desde el punto de vista de la encuesta de terreno
presenta, en relación con otros, diferencias significativas cuyos límites
coinciden aproximadamente” (Levi-Strauss, 1958: 351). Este define que en la
cultura inciden medios que la construyen, siendo una realidad empírica,
histórica que se manifiesta a través de una permanencia y temporalidad a la
vez, existiendo todo tipo de interacciones que conllevan a los cambios.
La cultura
del conflicto se refiere a normas, prácticas e instituciones específicas de
una sociedad relacionada con la conflictividad. La cultura de un conflicto se
encuentra conformada por todo aquello que la gente lucha dentro de una
sociedad, los rivales contra quienes luchan y el resultado de las contiendas y
que por tanto lo que la gente considera de valor y digno de lugar por ello[3] . Es necesario resaltar que la violencia se
genera dentro de los conflictos políticos en la colectividad implicada, esto no
quiere decir que no ocurra de manera individual, ya que lo individual implica
la participación de terceros y de una generalidad. La capacidad humana para el
conflicto y la violencia están ligadas íntimamente a la evolución social. Sus
manifestaciones son verificables en la interacción de las relaciones grupales
de la convivencia fronteriza dominico-haitiana.
La educación posee gran incidencia en la identidad nacional considerándose tradicionalmente que el nacionalismo
era el marco de la concesión del Estado-nación, o sea como un asunto
establecido exclusivamente estático a partir de lo étnico desde un tiempo de
surgimiento remoto y una limitación territorial y todo ello caracterizado por
la invariabilidad. Sin embargo, existe una nueva concepción de la nación como
una comunidad política imaginada y a la nacionalidad como al nacionalismo como
artefactos culturales (Anderson, 1983). De manera que estos conceptos
implicaban que la nación construye su propia identidad nacional de igual manera
se concibe que la misma sea inventada. Anderson define la identidad nacional
como un concepto que se construye social y culturalmente y por tanto
significando que existen diferentes experiencias de nación. Dicho proceso de
construcción de la nación implica la realización de rituales colectivos y
practicas simbólicas creando de esta forma una conciencia de pertenencia a una
nación (Hobsbawn, 1983).
Los
símbolos y rituales no solamente incluyen monumentos, conmemoraciones, sino que
además incluyen lugares de memorias y cualquier otro medio que sirva para
representar las diferentes visiones de la nación que ayuda a las personas a
representarse en la nación y a constituir la comunidad nacional. Estas nuevas
concepciones han ayudado a partir de las líneas de estudios a aplicar medios de
educación que incida en el proceso de formación de la identidad nacional,
incidiendo en la educación desde la enseñanza tradicional geografía, historia,
lengua nacional, educación moral, que implicaban el despertar de los
sentimientos nacionales. De modo que la cultura se construye e incide material
y socialmente en las naciones.
LA FILOSOFÍA DE LA INTERCULTURALIDAD: UNA CAUSA EFFICIENS,
COMO INICIATIVA RAZONABLE.
La
Interculturalidad como filosofía procura explicar una realidad humana posible a
fin de proporcionar elementos de diálogos, que propicie un proceso de
comunicación e interacción entre habitantes de distintas culturas, en procura
de lograr su convivencia e integración.
En la actualidad en el proceso de
elaboración y diseño de políticas públicas propias de Estados y regiones
multiculturales se ventila los estudios interculturales a través de los medios
educacionales estatales; sin embargo, toda actividad humana en nuestra época
del siglo XXI implica su atención y aplicación debido a los grandes flujos
migratorios y transito humano de nuestra época. Sus grandes antecedentes
teóricos lo fueron las investigaciones sobre Modelos de Comunicación de Masas y
las teorías de Comunicación Intercultural.
La Interculturalidad no es un proceso
que evitaría los conflictos entre los intereses particulares interculturales;
pero fomenta los medios para la concertación y el dialogo, convirtiéndose así
un proceso de gestión de la ciudadanía como lo define Almaguer, Vargas y García
(2009), en su investigación sobre la “Interculturalidad en Salud”. La
interculturalidad envuelve conceptos como la cultura, el idioma, los intereses
nacionales, sistemas políticos y económicos, mecanismos sociales, las
hegemonías ideológicas, posibles medios discriminantes, y cualquier medio de
exclusión. Por tanto, la Filosofía Intercultural se convierte en la gran
plataforma que permitiría la aplicación efectiva de las políticas públicas a
través un medio que hace posible la convivencia y la integración local y
regional, al ser viable ante una situación agravada entre los dos pueblos que
ocupan la Isla La Española, yendo más lejos alternativamente, frente a la
opinión de algunos, de que la solución entre estas; no es más que una Aporía
filosófica.
Es por ello que la filosofía de la
interculturalidad se constituye en el lenguaje de entendimiento para la
aplicación de estas políticas públicas en la zona fronteriza
dominico-haitiana. Esta nueva propuesta
rompe con la confrontación histórica que, como norma, ha marcado las relaciones
de ambas naciones; pero en el marco de la subsistencia y las demandas de la
globalización, las nuevas relaciones implican el entendimiento, el dialogo y la
cooperación entre ambos países.
En tal sentido con el diálogo como medio de
entendimiento entre ambos lados de la frontera resulta más fácil la aplicación
de todo tipo de medidas que implique cooperación entre las comunidades
fronterizas y sus autoridades nacionales, a fin de reducir situaciones que
degenerarían en conflictos. En un ambiente de pobreza y escasez material, las circunstancias
resultan proclives al conflicto.
LA
RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL O CAUSA FINALIS DEL «PARA QUÉ»
Según
Mauthua constituye el problema central del Derecho Internacional que implica
una deficiencia relativa. Autores y estudiosos internacionalistas como Ripert y
Salvioli (positivistas) o Schoen y Strupp (ius naturalistas) afirman que la
“Soberanía no puede ser compatible con la responsabilidad del Estado). Lo que
sería lo mismo afirmar que no existe obligatoriedad en la Comunidad
Internacional ni ningún deber de los Estados. Liszt, Borchard y Lauterpacht
clasifican la Responsabilidad Internacional en directa e indirecta. Según el
artículo 7 de la Convención de la Haya (1907) se consagra el concepto de
Responsabilidad Internacional como la “obligación de asumir” las consecuencias
de un acto con arreglo internacional.
Dentro
de la Responsabilidad Internacional los derechos fundamentales del Estado
implican el cumplimiento simultáneo del Deber. Los Estados involucrados en la frontera dominico-haitiana al margen de la
realidad material que poseen, tienen una gran problemática social, con
incidencia en la migración,…a fin del
logro convivencial en esta zona, y el
logro de unas buenas relaciones
inter-estatales dominico-haitianas se deben preconcebir dentro del sentido de
la Responsabilidad Internacional compromisos de mutuos acuerdos en los que la
Comunidad Internacional sea compromisaria y garante de dichos procesos,
respetando la integridad de las distintas “soberanías” involucradas.
CONCLUSIONES
Dentro de las relaciones
dominico-haitianas, ha imperado durante años, un alto índice de conflictividad,
sea por razones históricas, razones geopolíticas, asimetría de recursos
materiales, ambientales o por razones focalizadas en algún aspecto cultural.
Hoy en día, los niveles de tensión fronteriza han continuado y se han
incrementado alrededor del tema migratorio,
convirtiéndose la Filosofía
de la Interculturalidad en un lenguaje de entendimiento. Esta nueva propuesta
rompe con la confrontación histórica que, como norma en las relaciones de ambas
naciones, han estado marcadas por los conflictos fronterizos; pero en el marco
de la subsistencia y las demandas de la globalización, las nuevas relaciones
implican el entendimiento, el dialogo y la cooperación entre ambos Estados. En
tal sentido con el dialogo como medio de entendimiento entre ambos lados de la
frontera, resulta más fácil, la aplicación de todo tipo de medidas, que
implican cooperación entre las comunidades fronterizas y sus autoridades
nacionales, a fin de reducir situaciones que degenerarían en conflictos. En un
ambiente de pobreza y escases material, las circunstancias resultan proclives
al conflicto.
La
visión del pensamiento ético-político de Aristóteles procura la buena organización
de la vida en común, o la convivencia, y durante la realización, o el hacer en
la vida individual o colectivo (Estatal),..la Ética (en procura de la moral).
Según este; el bien y la felicidad, son los fines de la dimensión social del
ser humano, siendo social por naturaleza, no por razones históricas, económicas
o culturales, sino por su esencia.
Solo
con una propuesta interdisciplinaria con bases filosóficas aristotélicas que
puedan estudiar los conflictos éticos-políticos estatales desde verdaderas dimensiones
económicas, sociales, ecológicas y culturales, podríamos proporcionar un real
giro decolonial eficiente.
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