ESCRITO POR: VICTOR AECIO MERCEDES CEPEDA[i],
CORONEL
EJERCITO DE REPÚBLICA DOMINICANA, (DEM).
Todos
los países con condición de estabilidad política, social y económica, donde las
garantías y la seguridad jurídica existen, deben mucho su condición de
estabilidad lograda, a la administración de los recursos que dicho país genera.
Estos recursos de una u otra forma se califican en renglones macroeconómicos y
estos pueden ser tantos como la capacidad del Estado le permita; ahora bien,
por lo general siempre habrá uno que, por la magnitud e importancia de sus
aportes, se calificará como el principal renglón de la economía de su país.
En
el caso de la República Dominicana, que es un país con una economía pequeña y
abierta, vemos que esta se caracteriza por ser una economía dependiente y de manera
principal de los servicios, entre ellos se ha identificado como el principal aportador
macroeconómico al TURISMO.
Para
entender la industria turística y su forma de explotación en nuestro país,
hasta el punto de convertirse en el principal renglón macroeconómico nacional,
primero debemos manejar conceptos de origen y ubicación en el orden humano y
físico.
Es
la República Dominicana, un país situado en el centro del Caribe, junto con
Cuba y Puerto Rico son los únicos Estados insulares hispanoparlantes del mar
Caribe. Comparte su territorio con Haití, el país más pobre de la región, con
todas las consecuencias políticas, sociales, de salud y de derechos que su
condición arrastra.
La
República Dominicana entra al siglo XX con una convulsionada historia de
coloniaje, dictaduras, guerras civiles, anexión y caudillismo descontrolado, lo
que impidió el desarrollo de una economía primaria sostenida que creara las
bases para un progreso democrático y social.
Esos
inestables y frecuentes momentos desestabilizadores de su historia, obligaron a
dos ocupaciones militares norteamericanas en procura de preservar los intereses
de la patria de Washington.
En
el 1930 se inicia en la República Dominicana el gobierno dictatorial de Rafael
Leónidas Trujillo Molina, donde su voluntad representaba la ley y él era el
Estado, pero, al mismo tiempo, se inició la industrialización y la estabilidad
económica nacional. También se organizaron las instituciones del Estado,
facilitando el quehacer del ciudadano común y, por ende, el de las empresas.
La
macro productividad nacional de una u otra forma, y en gran parte, era un patrimonio
del dictador, lo que se extendió a la industria turística, ya que la actividad
hotelera y su infraestructura se inician bajo su mandato. Un catalizador lo fue
la necesidad de dar albergue a la asistencia esperada y planificada de
diferentes delegaciones y personalidades del mundo durante la Feria de la Paz y
de la Confraternidad del Mundo Libre que se inauguró en el país en el año 1955.
Está
feria obligó a la construcción de varios hoteles, como el Hotel Hispaniola, el
Santo Domingo, el Embajador y el Angelita, que en la actualidad es el Hospital
Infantil Dr. Robert Reid Cabral, pero el icono
de la hotelería lo fue el Hotel Jaragua construido en el año 1942 y que aún
opera exitosamente.
Es durante la dictadura que se construyen los hoteles en
varias cabecera de provincia, pudiendo mencionar el hotel Guarocuya en
Barahona, el Maguana en San Juan de la Maguana, el Santa Cruz en el Seybo,
entre otros.
La
vida democrática estable se inicia a partir del año 1966, con sus momentos de
tensión política y social, pero aferrados al sistema del pluralismo, libertad y
participación. En ese orden, cabe destacar que en 51años, tres partido
políticos han alcanzado el poder y través del voto universal, por lo menos en
tres ocasiones.
Es
la estabilidad política y social, características de un Estado de derecho, las
razones principales que han permitido y estimulado el desarrollo de la
industria turística dominicana, haciéndola altamente competitiva en la región e
incluso un modelo para varios países de la región.
El
país cuenta con las instituciones estatales imprescindibles para la supervisión
de la buena gestión de la industria sin chimenea, como lo son el Ministerio de
Turismo y el Ministerio de Medio Ambiente, así como una Unidad de Seguridad del
Estado exclusiva para garantizar la segura estadía y actividad de los turistas,
que es el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (CESTUR), que se ha
convertido en un modelo de seguridad a emular por países centroamericanos,
recibiendo el reconocimiento de los inversionistas en el área turística
nacional.
Las
grandes cadenas turísticas representadas en el país han elevado y, hasta cierto
punto, maximizado su nivel de inversión en República Dominicana, convirtiéndola
en un punto estratégico dentro de sus planes de negocios. Esto implica que, en
el mismo orden, el país debe responder, en sentido general, de manera de
asegurar la sostenibilidad del sector.
República
Dominicana se encuentra geográficamente ubicada en una región de turismo de
agua, sol y arena por excelencia, donde 35 países más compiten por la
preferencia turística mundial en cuanto a las mismas ofertas, con economías
similares y parecido nivel de desarrollo.
Toda
debilidad y fallo sería capitalizado por la competencia en la región. El país
es observado como un rival de cuidado, porque posee una ambiciosa y moderna
estructura turística altamente competitiva y atractiva hasta el momento.
Se
hace imprescindible la definición y fortalecimiento permanente de los
instrumentos que posee el Estado, así como la forma en que se organiza y opera
el sector privado, se deben identificar los puntos comunes que tienen ambos sectores;
además de qué escaños macroeconómicos son afectados y de qué manera, así como
1os sectores de la población que de una forma u otra dependen de la
operatividad del turismo, con tal de garantizar la sostenibilidad y constante
crecimiento del sector.
Con
las medidas anteriormente mencionadas, se trata de evitar la falta de una
política de coordinación y lograr un debido seguimiento de lo establecido por
parte de las instituciones del estado, además del cumplimiento y apego a las
leyes y reglamentos por parte de las empresas. Lo que impediría la afección
negativa en la imagen y credibilidad del país y su industria turística ante la
comunidad internacional, ya que, en caso contrario, afectaría el PIB y a la
larga, podría vulnerar la seguridad y defensa de la Nación.
Desde
el punto de vista de la Seguridad y la Defensa, el fortalecimiento de la
industria turística nacional, al disponer de organismos eficientes y exigentes
propios de la administración estatal organizada, con intenciones serias de
alcanzar el progreso por el uso adecuado de sus medios, permitirá responder
proactivamente a las exigencias del cambio estructural y funcional del sector
y/o a las exigencias del mundo globalizado, permitiendo así la captación de los
recursos esperados del renglón macroeconómico que ocupa la posición cimera en
la economía nacional.
Continuara…
[i] Ver Curriculum Vitae en expertos de
la Fundación de Desarrollo e Implementación de Estudios Estratégicos
(FUNDEIMES).
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